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¡Adiós Gmail!

-日付 2021 Feb 14- English Español

Tener cuenta de Gmail es un riesgo innecesario

Como dije en la primera entrada de este blog, el motivo por el cual me animé a publicar mis tonterías en esta página web es poner mi granito de arena para “combatir” la centralización de Internet, donde unas pocas compañías (Google, Apple, Facebook, …) controlan la mayoría de las interacciones entre usuarios.

Incluso si todo este rollo de “la lucha contra los poderosos” y “devolver el poder al pueblo”, y “bla, bla, bla…” no va contigo, hay otro motivo por el cual deberías deshacerte de tu cuenta de Gmail: te encuentras a la merced de los designios arbitrarios de una compañía, famosa por no tener atención al cliente, que tiene la capacidad de borrarte de internet en un instante (de forma consciente o por error).

¿No me crees? Mira aquí o aquí o en este otro sitio o …

…son casos de personas que, sin saber por qué, perdieron el acceso a su cuenta de Gmail durante semanas o para siempre y no fueron capaces de contactar con nadie de Google para que les solucionase el problema (repito que Google no tiene servicio de atención al cliente, y los emails son respuestas automáticas que no suelen llevar a ninguna parte).

...sin saber por qué
...sin saber por qué

Aunque este problema es especialmente notorio en Google/Gmail, en realidad pasa con cualquier proveedor de correo electrónico “gratuito”: si no les pagas, no van a contratar a nadie a quien dirigirse en estos casos (mientras su incidencia sea lo suficientemente baja como para no hacer que los usuarios emigren a otro lado, claro).

Pero volviendo a Gmail… cuanto te “bloquean”, lo que se bloquea suele ser tu cuenta de Google al completo, por lo que te quedas sin contactos, calendarios, fotos, historial de navegación, bookmarks, aplicaciones compradas de Android, etc…

¿Cómo hemos llegado a este punto?

¿Por qué tenemos todos cuenta de Gmail? Incluso la gente que vive en el ecosistema cerrado de Apple suele tener una dirección de correo de Gmail. ¿A qué se debe su éxito?

Gmail arrancó ofrenciendo (lo que era entonces) una enorme capacidad de almacenamiento gratuita para nuestros correos, mucho mayor que la que ofrecía la competencia. Enseguida ganó popularidad y la gente empezó a abrirse una cuenta “por si acaso” la vieja de Hotmail o Yahoo se les llenaba.

Por si fuera poco, Google empezó además a crear más aplicaciones y servicios gratis, mejores que la competencia, que requerían todos tener una cuenta de Google/Gmail:

Una trampa envenenada...
Una trampa envenenada...

…y la gente empezó poco a poco a usarla como su cuenta de correo principal.

A toro pasado es bastante sencillo ver cual era la estrategia de Google, pero confieso que en aquel entonces era demasiado tentador. Yo mismo fui de los que removió cielo y tierra para conseguir una invitación a Gmail al principio de todo, cuando la inscripción era solo por invitación… y utilicé todos esos servicios “gratuitos” de Google durante años, sin ser consciente del daño indirecto que hacía contribuyendo al crecimiento exponencial de esta mega corporación que ahora (junto con otras pocas más) controla Internet.

Alternativas para el correo electrónico

Lo primero que hay que entender es que mantener un servidor de correo que tenga un servicio de atención al cliente detrás por si hay algún problema requiere esfuerzo y, por tanto, cuesta dinero.

Google puede permitirse ofrecer el servicio de forma “gratuita” por todo lo que obtiene a cambio: datos sobre tus compras con GooglePay, los lugares que visitas en Google Maps, las páginas que ves en Google Chrome… que luego vende a las empresas interesadas en enviarte anuncios personalizados.

Me gustaría dejar claro que, aunque no me gusta el seguimiento que hace Google de los internautas, no me opongo a él siempre y cuando el usuario sea consciente del mismo (y así es, suponiendo que se lea los términos del servicio).

Por lo tanto vas a tener que hacer un pequeño sacrificio: pagar por algo que casi todo el mundo asume que es gratis.

Pero este esfuerzo merece la pena: sabes que detrás hay alguien que te va a responder inmediatamente si hay cualquier tipo de problema y (de paso) sabes que no van a utilizar tus datos para nada que tú no quieras.

Hay muchas alternativas para cambiar el proveedor de correo electrónico:

Y el precio varía desde 1 hasta 5 euros al mes (algunos incluso ofrecen una modalidad gratuita con limitaciones, que no recomiendo).

Según tus necesidades te convendrá más un proveedor u otro. Te invito a que los visites todos e investigues qué ofrece cada uno exactamente. Aquí tienes una comparativa que incluye a todos esos que he listado antes y muchos más (y aquí tienes otra que hace especial incapié en el tema de la privacidad).

Por ejemplo, en mi caso (¡que puede no ser el tuyo!) necesitaba un proveedor que me permitiese acceder a mi correo (y enviar correos nuevos) con herramientas de terceros (en concreto, desde el terminal de Linux), lo cual descartaba a proveedores como Protonmail o Tutanota que, a pesar de ser mis favoritos (he tenido cuenta con los dos en el pasado), su modelo de seguridad conlleva limitaciones en el acceso por IMAP/SMTP que desgraciadamente no encajaban con mis necesidades.

Así que al final me decidí por FastMail. Pero, repito, que puede que a tí te convenga otro (después de todo, ¡descentralizar es incompatible con recomendar una única alternativa!).

Por ejemplo: de no haber sido por estas exigencias concretas de mi caso de uso, seguramente habría acabado con Tutanota. Te recomiendo que leas sobre ellos para que veas cómo funcionan y hasta qué punto se preocupan de proteger tu privacidad.

Si al final decides usar FastMail, no porque sea lo que yo he escogido, sino porque realmente has investigado y es lo que más te conviene a tí también, entonces si haces click en este enlace para darte de alta, nos hacen un 10% de descuento durante un año a tí y a mí.

FastMail

Como he dicho antes, después de darme de alta y probar en varios proveedores, al final (por mis circunstancias) me quedé con Fastmail.

Proveedor de correo FastMail
Proveedor de correo FastMail

FastMail tiene varias tarifas. Yo escogí la más barata que me dejaba usar mi propio dominio.

Lo del dominio es opcional, aunque yo lo recomiendo. Consiste en lo siguiente:

  1. Compras un dominio de internet (por ejemplo, “soyelmejordelmundo.es”)
  2. Configuras FastMail para que tome control de tu dominio.
  3. A partir de ese momento tu dirección de email será “pepito@soyelmejordelmundo.es” (o lo que tú quieras en vez de “pepito”).

Por cierto, esto no es una cosa exclusiva de Fastmail. Prácticamente todos los proveedores de correo ofrecen esta opción.

Se puede comprar un dominio en mil sitios. Yo lo hice desde Namecheap. Te recomiendo que pruebes con un dominio “.eu” (de “European Union”). Son baratos (menos de 5 euros/año) y suelen tener todavía más descuento si compras 10 años de golpe (eso sí, tienes que residir en la Unión Europea para poder adquirir uno).

Lo bueno de FastMail es que (al menos en mi tarifa) incluye:

Fíjate que, si siguiese al pie de la letra mi política del “no a la centralización”, idealmente tendría solo mi correo con Fastmail, y el resto de cosas (calendario, notas y disco duro remoto) cada uno con otro proveedor distinto.

Sin embargo tampoco hay que pasarse. En el equilibro está la virtud, y asociar estos 4 servicios a un mismo proveedor (que no es de los “gigantes”) me parece un compromiso razonable.

Migración

¿Y luego qué? Una vez tienes tu nueva cuenta de correo configurada viene la parte más larga y tediosa del proceso: actualizar todas tus cuentas con el nuevo correo.

Hora de moverse
Hora de moverse

Esto es lo que hice yo:

  1. Cuando me llegaba un email a Gmail miraba el remitente:
    • …si era una persona, en la respuesta le incluía una nota al final sobre cuál era mi nuevo email, para que actualizase su agenda.
    • …si era una empresa (el banco, el seguro del coche, GitHub, el pedido de Lemongrass, …), entraba en la web de la misma para actualizar mis datos de contacto.
  2. Para no saturarme, sólo hacía una “operación de cambio” al día como mucho.
  3. Con el tiempo (~1 año en mi caso) ya no recibía ningún correo en la cuenta de Gmail. A partir de ese momento conté otro año más (por si acaso me había dejado algo) y, finalmente, borré la cuenta de Gmail de forma definitiva.

Ten en cuenta que la cuenta de Gmail seguramente sea la que tengas asociada a tu teléfono Android. No caigas en la trampa de seguir usándola (Google ya tiene demasiada información asociada a esa cuenta): borra la cuenta de Gmail y crea una nueva que solo vas a usar para Android (es decir, no se la des a nadie para que no te escriban ahí).

¡Cuidado! porque si has comprado aplicaciones en Google Play las perderás (no existe forma de re-asociar las aplicaciones a otra cuenta… esta es una de las trampas que usa Google para que no borres la cuenta). En mi caso tenía un gasto acumulado de unos ~20 euros en applicaciones, que no dudé ni un segundo en perder para siempre (y aprender de paso una valiosa lección: nunca compres nada que no puedas descargar y usar de manera independente sin necesidad de tener una cuenta asociada).

En un futuro post tengo pensado hablar más sobre cómo reducir las dependencias con Google incluso en tu teléfono Android, por ahora, mientras pasan esos dos años necesarios para la “migración” del correo electrónico, tienes que conservar la dirección de Gmail, así que no hay prisa.

Conclusión

¡No te lo pienses más! Si has llegado hasta aquí es que ya llevabas tiempo con la mosca detrás de la oreja, así que no le des más vueltas y abre ya la cuenta de correo nueva para empezar a dársela a tus contactos.

La cuenta de Gmail déjala solo para “las cosas de Android” y ve usándola cada vez menos hasta que, dentro de dos años, puedas borrarla por completo y crear una nueva, vacía, que no conozca nadie y que solo uses en tu teléfono (o, incluso mejor, aprende a usar Android sin una cuenta de Google… que es un tema sobre el que tengo pensado escribir en una próxima entrada de este blog).

¡Suerte!

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