Hola mundo
-日付 2021 Jan 31- English EspañolTendrías que esforzarte mucho para convencerme de que los 80 no son la auténtica década dorada del cine.
No sé describir muy bien con palabras qué es lo que tenían esas películas (¿el ritmo pausado? ¿la música excesivamente alta? ¿la atmósfera lúgubre?) pero fue entonces cuando se rodaron, entre muchas otras, “Alien” (bueno, ésta es del 79, pero casi), “Depredador”, “Dentro del laberinto”, “Platoon”, “Indiana Jones y el arca perdida”, “Terminator”, “La jungla de cristal”, …
Fue también la época en que empezó a crecer el protagonismo de los ordenadores en las películas: ¿quién no reconoce el icónico zoom infinito de “Blade Runner” ó no ha soñado con cambiar las notas de un exámen desde casa como en “Juegos de guerra”?
El caso es que por aquel entonces casi nadie tenía un ordenador en su casa y Hollywood se aprovechaba de nuestra ignorancia para dar rienda suelta a su imaginación y crear todo tipo de fantasías “cibertrónicas” que moldeaban nuestras espectativas. Lo curioso del asunto es que, poco después, cuando empezaron a llegar los primeros ordenadores a las hogares de los adolescentes, la experiencia resultó ser sorprendentemente parecida a la que nos habían vendido.
Internet era básicamente una red de comunidades llamadas “anillos” (más información aquí), y “navegar por internet” consistía en entrar en alguna de las webs del anillo que te interesaba (bien porque te lo recomendaba un amigo o bien porque lo encontrabas en el directorio de Yahoo!) y seguir los enlaces al resto de páginas que formaban parte del mismo.
Cada web estaba alojada en el ordenador personal de otra persona como tú o como yo, en su casa o en el departamento de alguna universidad. Usaban HTML básico y nada (o muy poco) de Javascript. Además todas tenían un “contador”, un “libro de visitas”, muchos efectos de parpadeo y cero anuncios.
Cuando te conectabas desde casa bloqueabas la línea telefónica, así que tampoco podías estar mucho tiempo o tus padres se mosqueaban. ¡Ah! y la velocidad era de 56KBps: eso es menos de 0.1 megas “de los de ahora”.
Todos estos factores le daban cierto aire de misticismo al “ciber espacio” que resultaba ser un calco de lo que las películas nos habían descrito durante la última década.
Hoy ya no queda nada de eso :_(
¿Por qué era mejor antes? No, no… yo no he dicho eso. Antes no se podía comprar fruta por internet, jugar una partida online con otras 64 personas o ver una conferencia que tiene lugar en Alemania en directo desde Alicante.
Lo que era mejor es cómo estaba estructurado.
En aquel entonces (y esta es la clave de todo), había más o menos el mismo número de “productores” que de “consumidores”: todos teníamos nuestra web y todos visitábamos las web del resto. Ahora ese equilibro se ha roto por completo y es raro encontrar webs personales. Lo normal es ver vídeos (que unos pocos) suben a Youtube o leer el periódico (de unas pocas editoriales) de turno. El contenido del “usuario de a pie” se ha reducido a comentarios en hilos de Facebook o secuencias de fotos en Instagram (ambos de naturaleza voluble y controlados por empresas privadas).
El Internet “de antes” era un lugar más democrático y salvaje. Más “hacker”. El historial de navegación era un cofre del tesoro que se compartía con amigos. Ahora (haz la prueba) es extraño tener más de 5 o 6 páginas distintas visitadas en el último mes (y seguro que, sin decírtelas, sabes a cuáles me refiero).
Cuando hablo ahora con amigos y familiares sobre sus “lazos” con Internet, me da la impresión de que la gran mayoría de personas cae dentro de uno de estos dos grupos:
Grupo 1 (los de Google):
Grupo 2 (los de Apple):
Le tengo “asco” (desde el cariño) a los dos grupos por igual, pero de manera distinta:
Al primero porque, al ceder sus datos (bajo la excusa de “es que yo no tengo nada que ocultar”), están normalizando el “espionaje” a gran escala que por un lado da excesivo poder al beneficiario (en este caso a Google y los gobiernos con capacidad de intervenirlo), y por otro ayuda a “marcar” a los “disidentes del sistema” (que sí que tienen algo legítimo que ocultar de sus gobiernos no democráticos o de cualquier otra persona por los motivos que sean). ¿Crees que exagero? Ya empiezan a aparecer servicios que solo te dejan crear una cuenta con una dirección de Gmail (o con las credenciales de Facebook, que viene a ser lo mismo).
Al segundo porque están fomentando un modelo de negocio basado en la limitación de las libertades del usuario (“Apple decide qué es bueno para tí”). Steve Jobs dijo en su momento “We do believe we have a moral responsibility to keep porn off the iPhone … Folks who want porn can buy an Android phone”… y así es: no hay porno en la AppleStore. Ni porno, ni podcasts que hablen de temas peliagudos, ni aplicaciones que incomoden a la dictadura del país de turno, etc… Ojo, que Google no es mejor en este aspecto de la censura, pero al menos en Android existe la forma de instalar aplicaciones desde fuera de la tienda oficial. Pero no es el caso de Apple, donde todo tiene que pasar por su visto bueno.
Deberíamos hacer todo lo posible por volver al Internet descentralizado donde:
¿Qué podemos hacer a título personal para recuperar el Internet original? Dos cosas:
Cuando hagas compras online, intenta ir directamente a la web del fabricante en vez de utilizar siempre Amazon.
No te des de alta en los proveedores de internet “gordos” de toda la vida (Movistar, Orange, …). Mira primero si puedes conseguir conexión a través un una compañía / cooperativa local. No sólo estarás contribuyendo a la descentralización, sino que además estas compañías…
A la hora de pagar por internet, no uses siempre Google Pay, o Apple Pay, o PayPal… Idealmente deberías poder pagar con cryptomonedas, pero mientras llegue el día en que esté totalmente normalizado, la siguiente mejor opción es usar directamente tu tarjeta del banco. Algunos bancos (por ejemplo OpenBank) te dejan crear una “tarjeta virtual” distinta de tu tarjeta principal, donde cargas solo el dinero de lo que vayas a pagar unos segundos antes de hacer la operación y así reduces las probabilidades de cargo indebido. Si tu banco no ofrece esa opción, siempre puedes abrirte una cuenta en otro sitio y hacer transferencias periódicas.
NOTA: Ahora, en 2021, entra en vigor una nueva legislación por la que todas las transacciones de tarjeta por internet tienen que verificarse con un código por SMS, haciendo que sean mucho más seguras: ¡hay que perder el miedo a usar la tarjeta en internet! (que es la principal baza, el miedo, que utiliza PayPal para “venderse”)
Etc…
Hay que animarse a tener nuestras propias webs de dudoso diseño (guiño, guiño) alojadas en nuestros propios servidores para poner lo que nos de la gana.
Todos tenemos algo que aportar al mundo: ¿Qué libros me recomiendas leer? ¿Has estado últimamente de excursión en algún sitio que merezca la pena? ¿Desayunas las mejores galletas del hemisferio norte? ¿Compartirías conmigo esos diseños de camiseta que has hecho?…
El contenido, por raro que parezca, ¡es lo de menos! Seguro que hay alguien que tiene tus mismos gustos y lo encuentra fascinante. Escribe sobre temas que te interesen, añade vídeos hablando sobre cosas que te parezcan interesantes y pon enlaces a otras webs que traten temas similares (¡popularicemos los “anillos” de nuevo!).
Empiezo este blog con la esperanza de aportar mi granito de arena a este noble propósito :). Todavía no sé de qué voy a hablar… tal vez empiece por contar cómo puse en marcha esta web para que otros se animen a hacer lo mismo, o tal vez explique el truco que tengo para doblar los calcetines… ¡quién sabe!
A ver qué sale…